Del campo a la mesa, el recorrido de los alimentos

30 octubre 2020

Iniciamos una nueva etapa en nuestra Escuela de Familias en Agroalimentación, de la mano de la Alianza Agroalimentaria Aragonesa. Nuestro objetivo sigue siendo que la información y el conocimiento constituyan una herramienta hacia una alimentación saludable, responsable y consciente. Porque todos los alimentos que comemos, tienen tras de sí una larga historia, y desde la Escuela de Familias en Agroalimentación, os la queremos contar.

Del campo a la mesa, el recorrido de los alimentos

El pasado 16 de octubre se celebró el Día Mundial de la Alimentación. Auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), esta iniciativa pretende concienciar sobre el problema alimentario mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza.

Este año, y como no podía ser de otra manera, bajo el lema “Cultivar, nutrir, preservar. Juntos”, la celebración rinde homenaje a todas esas personas, trabajadores del sistema alimentario, que garantizan que los alimentos lleguen a nuestros hogares y que recorran ese trayecto del campo a la mesa, incluso en situaciones tan adversas como la que estamos viviendo con la actual crisis del COVID-19.

Y es que, en cada uno de nuestros platos de comida, hay una historia detrás que se remonta hasta las materias primas que han dado lugar a nuestros alimentos, y que comienza incluso antes de que un agricultor plante una semilla, un ganadero críe a sus animales, o un pescador capture su pescado. Una serie de etapas enlazadas conforman la cadena alimentaria, que conectan la producción primaria con los consumidores, pasando por procesos complejos en la industria que transforman estas materias primas en alimentos, y su posterior distribución y comercialización para que estén a nuestra disposición. Y por último el consumidor, como eslabón final de este recorrido y perceptor de los alimentos, con pleno derecho a recibir productos totalmente inocuos y nutritivos, y disponer de la información veraz sobre los alimentos que consume.  Todos en nuestra cadena alimentaria tenemos un papel importante que

 

En definitiva, el resultado del excelente trabajo desempeñado por tantos profesionales, culmina en un sistema alimentario sólido, competente y como se ha demostrado durante esta crisis, con capacidad de reacción ante situaciones adversas. Sin embargo, desgraciadamente no en todas las partes del mundo sucede así, y la pobreza, el hambre y la malnutrición son emergencias contra las que se debe seguir luchando, que generan grandes desigualdades y una profunda vulnerabilidad a la hora de afrontar los impactos de las crisis. Sobre este aspecto, también trata de concienciar este Día Mundial de la Alimentación.

El sistema alimentario, en adaptación constante

Nuestro sistema alimentario ha demostrado disponer de la suficiente flexibilidad y capacidad de resiliencia para adaptarse a los acontecimientos, y su evolución ha ido siempre paralela a la del contexto socioeconómico.

Si nos fijamos en nuestra historia más reciente, encontramos en la década de los 70 un sistema orientado hacia la productividad, para atender las crecientes demandas de alimentos a unos precios asequibles, y encaminado a garantizar un nivel de vida equitativo. Ya en la década siguiente, la consolidación del estado del bienestar y la apertura a un mercado más globalizado, provocó una mayor oferta de productos a disposición del consumidor y la posibilidad de elección en función de las características sensoriales de los alimentos, que motivó una orientación del sistema hacia la calidad.

La transición entre el siglo XX y XXI estuvo marcada por la repercusión de diversas crisis alimentarias (especialmente la llamada “enfermedad de las vacas locas”), que hicieron tomar conciencia de la necesidad de reforzar la garantía de la inocuidad de nuestros alimentos, y motivó una revolución en el marco legislativo europeo en relación con la seguridad alimentaria. El sistema agroalimentario supo adaptarse a este nuevo enfoque global e integrado, a lo largo de toda la cadena alimentaria y en todos los sectores de la alimentación.

Actualmente, superados satisfactoriamente los retos anteriores, la orientación hacia el binomio salud – alimentación, mediante la búsqueda de una alimentación saludable que contribuya a la prevención de enfermedades y la mejora de la calidad de vida, suponen el gran desafío ante el que, el sector, valiéndose de la investigación e innovación, está en pleno proceso de desarrollo.  

¿Hacia dónde se dirigen los sistemas alimentarios?

Es innegable que nos encontramos en un momento excepcional, ya que los países de todo el mundo se enfrentan a los efectos generalizados de una pandemia que está poniendo a prueba nuestros sistemas agroalimentarios. La FAO asegura que preservar el acceso a alimentos inocuos y nutritivos es y seguirá siendo una parte esencial de la respuesta a la pandemia de COVID-19.

Pero más allá del coronavirus, a nivel global el cambio climático, la pérdida de diversidad biológica, una población mundial en continuo crecimiento, el hambre, la pérdida y el desperdicio de alimentos, son solo algunos de los factores a los que se debe hacer frente y que afectan a la sostenibilidad de la producción de alimentos. Es por ello que los sistemas alimentarios sostenibles van a jugar un papel crucial para garantizar el abastecimiento y la nutrición de todas las personas, de tal forma que no se pongan en riesgo las bases económicas (rentabilidad), sociales (beneficios para la sociedad) y ambientales (efecto positivo o neutro en el medioambiente), para las presentes y futuras generaciones.

En este sentido, la Unión Europea ha establecido una serie de prioridades que conforman su agenda política hasta 2024, destacando de entre éstas el Pacto Verde Europeo (EU Green Deal), que es un plan de acción para revertir el cambio climático y frenar sus efectos, mediante el uso eficiente de los recursos, el paso a una economía limpia y circular, la restauración de la biodiversidad y la reducción la contaminación. Incluido en este pacto, la estrategia De la granja a la mesa (From farm to fork) pretende contribuir a lograr un sistema alimentario sostenible, en el que la producción de alimentos tenga un impacto neutral o positivo en el medio ambiente, garantice la seguridad alimentaria y la salud pública y salvaguarde la disponibilidad de alimentos, al mismo tiempo que se generan beneficios y se estimula la competitividad del sector.

 

¿Sabías que…?

Los objetivos para una producción de alimentos sostenible de la estrategia De la granja a la mesa son:

▪ Reducir un 50% el uso y el riesgo de los plaguicidas químicos y reducir un 50% el uso de los plaguicidas más peligrosos.

▪ Reducir las pérdidas de nutrientes al menos un 50% sin deteriorar la fertilidad del suelo; esto reducirá el uso de fertilizantes al menos un 20%

▪ Reducir un 50 % las ventas de antimicrobianos para animales de granja y de acuicultura.

▪ Conseguir que, al menos, un 25% de las tierras agrícolas de la UE se dediquen a la agricultura ecológica.

A nivel global, cabe destacar la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, aprobada por la Organización de las naciones unidas (ONU), representa una oportunidad para que los países y sus sociedades emprendan un nuevo camino para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos. Esta Agenda cuenta con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, y por supuesto, la producción de alimentos tiene un compromiso para contribuir directa o indirectamente al cumplimiento de estos objetivos y sus metas, adquiriendo un papel directo y relevante en los relativos al hambre cero, salud y bienestar, agua limpia y saneamiento, industria, innovación e infraestructuras y producción y consumo responsable, entre otros.

Para finalizar, recordar que como consumidores también tenemos nuestro papel que desempeñar en este sistema, y nuestras acciones del presente son nuestro futuro. Por ello, os animamos a seguir estas recomendaciones de la FAO en el Día Mundial de la Alimentación:

1. Elige alimentos locales, saludables y de temporada.

2. Aprende a cultivar alimentos en casa.

3. Respeta los alimentos y el medio ambiente desperdiciando menos.

4. Sigue unas buenas prácticas de higiene alimentaria.

5. Apoya las iniciativas encaminadas a preservar el medio ambiente y los sistemas alimentarios sostenibles.